viernes, 24 de abril de 2009

Va a ser un año duro...

La crisis y la “profecía autocumplida”

En una reunión de “departamento” realizada a finales del año pasado, la Directora afirmó, mientras hacía un balance del 2008 y planteaba las perspectivas para el 2009, que se venía un “año duro”... Y todos supimos automáticamente qué quería decir.
¿Sabés qué es una profecía autocumplida? La crisis económica que empezó durante el 2008 lo es. Y no vayamos a creer que tal crisis no existe, es bien real. El problema radica en sus causas. Digamos por lo pronto que la “verdad” es una construcción, y hay determinados sectores que por su ubicación privilegiada dentro de la estructura económica mundial tienen la capacidad de hablar con la verdad. Los grandes capitalistas financieros han demostrado tener la manija de este juego, y cuando la bolilla no los favoreció decidieron que habría crisis. Sus esbirros mediáticos y los “gurúes” del mundo de las finanzas se encargaron de difundirlo más que sobradamente. A esta gente no le gustó cómo venía la mano y decidieron retirarse un tiempito del juego y guardar su ganancia, y los trabajadores del casino nos quedamos sin “caja de empleados”.
No vale la pena explayarse, y no alcanzaría el espacio para hacerlo, sobre la crisis financiera del 2008. Quizá ni Viernes ni Robinson Crusoe se hayan enterado, pero el resto estamos más o menos al tanto de cómo se sucedieron los hechos. Lo importante ahora es tratar de anticipar en qué medida esta crisis nos va a afectar concretamente a nosotros y a las perspectivas de que nuestro salario no quede rezagado frente a la suba de precios.
Todos sabemos que sigue habiendo cuentas pendientes en el Ministerio de Trabajo, tanto en materia salarial como contractual. Los avances en este sentido han venido siendo más que modestos en los últimos tiempos, en los que la inflación de precios estuvo muy por encima de la de los aumentos de salarios. ¿Qué va a pasar entonces durante el “duro” 2009? Si dependiera de las autoridades no pasaría nada, porque va a ser un año de cinturones apretados y gastos recortados. Y como todos sabemos también que lo primero que se recorta es a los trabajadores, nuestro miedo refuerza la realidad de la crisis.
Nos toca a nosotros hacerle frente a este discurso intimidatorio que tiene por único objeto nuestro miedo y nuestro conformismo. Probablemente durante este “año duro” veamos desfilar por la puerta del Ministerio a trabajadores de distintas empresas que recortarán “gastos” para vadear la crisis. Pero nosotros, como trabajadores estatales, no podemos acompañar este discurso. No podemos quedarnos sentados mientras el año desfila delante de nuestras narices a la espera de que la “economía” se reacomode y que, recién entonces, nos toque algo a nosotros.
No creamos que no vaya a ser un año duro, pero tratemos de no hacer nuestra parte para que se cumpla la profecía. No nos dejemos engañar: que haya un par de buitres dando vueltas no significa necesariamente que haya un cadáver pudriéndose cerca.

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