viernes, 24 de abril de 2009

Caso Testigo


Hace ya mucho tiempo…
Alguien llamado J, empieza a trabajar en el MTEySS, con abundantes expectativas sobre su futuro. Antes que nada, debía abocarse a recolectar los papeles necesarios para su ingreso. Cumplidos los requisitos se dirige a firmar su contrato que lo vincule con el Estado Nacional. Llegado el momento, sin mirarlo alguien le alcanza amablemente una Bic azul, al tiempo que le señala una serie de hojas para que firme. Ansioso, firma mecánicamente la primera copia, pero luego, cuando se enfrenta a la segunda, presta atención y se encuentra con algo que lo sorprende: el Estado no aparece como contraparte contratante. En su lugar aparece una extraña sigla: PNUD. “Plan Nada Usual Disponible” o “Para Nosotros Un Desastre” o “Pista Nacional de Urticarias Decepcionantes”, pensó J, mientras avanzaba en la lectura y, paralelamente, en la desolación. En esas cavilaciones se encontraba, cuando una chica de agradable voz le dice: “Una copia déjela ahí y la otra es para usted. Empieza mañana”.

Al día siguiente J habla con su jefe, llamado G:
J: “Quería saber por qué firmé un contrato de 6 meses con el Programa de Naciones Unidas”
G- “Sucede que es el único modo que tenemos de contratar personal con sueldos que puedan acercarse a algo digno. Además no contamos con vacantes para que ingrese a la planta del Ministerio”, le respondió con una sonrisa.
J-: “Es que yo imaginaba que éste era un trabajo estable, que iba a trabajar para el Ministerio”, propuso con voz tenue.
G: “No se preocupe, la renovación es casi automática, y tiene que venir a trabajar acá, de hecho en un par de semanas le vamos a dar la tarjeta… ¡y va a fichar su ingreso diario! ¿Buenísimo, ¿no?”
J: “Se, se…”

Dos años más tarde, en el mes de diciembre...
J: “Buen día jefe. Necesito hablar algo directamente con usted. Escuché en el ascensor que hay problema con los contratos para el año que viene. Estoy preocupadísimo. Además como usted sabe la semana que viene me voy de vacaciones y me aterra la idea de volver de Mar del Plata y no tener trabajo”
G- (Luego de sumergir el labio inferior en el superior y realizar una extensa pausa) “Han sido extenuantes las negociaciones que hemos debido realizar para conseguirles unos días de descanso que no les corresponden por contrato. Espero sepa comprender que no podemos también garantizaaaar que…”
Durante los quince minutos que siguieron sólo rompieron el silencio el timbre de algún teléfono y el desgaste de los teclados de las computadoras.
J- “Se, se…”, murmuró sin pensar.

Seis años después
G: “Le tengo excelentes noticias estimado J. ¡A partir de ahora entrará en el Art. 9!”
J- “¡Que bueno! ¿Eso quiere decir que ya voy a ser planta del Ministerio?, exclamó animado.
G: “Bueno, no exactamente… pero vamos a hacer lo posible por respetarle lo que viene cobrando”.
J: “Pero…”, y se quedó callado.
G: “En realidad, esa modalidad de contratación es lo más cercano a un pase a Planta. Además no va a pagar más el Monotributo, tiene aguinaldo y los F14! Buenísimo, ¿no?”
J: “Se, se…”

Cuatro años después
J: “¿Quería saber si hubo novedades acerca de la apertura de los concursos sobre los que se había hablado hace un par de meses atrás?”
G: “¡Siii! Parece que en diciembre del año que viene se descongelan cuatro vacantes. Buenísimo ¿no?”
J: “Se, se…”, dijo extasiado.

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