miércoles, 20 de enero de 2010

Adhesión a lucha de trabajadores/as del diario Crítica



Compañeros/as del diario Crítica *:

A través del presente les queremos expresar nuestra solidaridad con la lucha que están llevando adelante en reclamo de un derecho laboral básico como es el cobro de salarios en tiempo y forma. Lamentablemente no llama la atención que estas empresas periodísticas que se llenan la boca hablando de "libertad de prensa" no tengan el menor reparo en vulnerar y pisotear los derechos de sus trabajadores/as.
Cualquier cuestión en la que podamos colaborar concretamente con ustedes, quedamos a disposición. Saludos fraternales.

Empieza por Casa

* Texto de adhesión enviado a los/as trabajadores en lucha del diario Crítica. 
 
Ver "Los trabajadores de Crítica, en situación crítica":

miércoles, 6 de enero de 2010

Nuestros deseos para el 2010


"Un fenómeno político"


Columna de opinión sobre la problemática de la informalidad laboral, publicada en la edición del 4/01 del diario Página/12. En ella se hace una referencia a la situación sobre este tema en nuestro Ministerio exponiendo la contradicción del MTEySS de no "empezar por casa" en la regularización de las relaciones laborales.

El mercado de trabajo no opera aislado de la modalidad de producción social dominante. Una economía capitalista periférica, dependiente y regionalmente subordinada, como la Argentina, conforma un mercado laboral precarizado. Así, la búsqueda de competitividad se centra en la superexplotación de los trabajadores y trabajadoras. Esto se manifiesta en modalidades de precarización del empleo que permiten bajar costos (laborales) de producción gracias a la flexibilización del trabajo, a la extensión de las jornadas laborales y a la eliminación de beneficios sociales por medio de formas precarias de contratación. Esas formas –que debilitan la posición de los trabajadores– permiten explicar que la mayoría de las familias trabajadoras tenga ingresos menores a la canasta familiar. Este mecanismo –como medio primordial para competir y sobrevivir– es utilizado por las pymes, perjudicadas por la política de competitividad a cualquier costo. En ellas el trabajo “en negro” (la forma más evidente de la precarización, pero no la única) supera el 68 por ciento de los empleados.
También las grandes empresas hacen uso de la precarización laboral, pero como forma de obtener ganancias extra. Muchas veces emplean trabajadores “en negro”, pero también contratan trabajadores de manera precaria a través de empresas tercerizadas, falsas cooperativas o subcontratistas. Estas últimas aparecen como trabajando “para” las grandes firmas, cuando en realidad son formas de ocultar una relación de subordinación real. Esto queda claro cuando se aprecia que en general esas subcontratistas sólo “trabajan” para una gran empresa, realizando tareas que antes hacían trabajadores de planta de la misma (limpieza, mantenimiento). Más del 18 por ciento de los asalariados en grandes empresas está “en negro”, situación que persiste aun cuando sus niveles de rentabilidad son los más altos en dos décadas.
Los trabajadores precarizados no sólo trabajan en pobres condiciones sino que son los más golpeados en la crisis. Están primeros en la fila para ser despedidos o suspendidos, cuando las empresas deciden bajar salarios o cuando se rescinden los contratos con las empresas tercerizadas. Además, los programas estatales anticrisis (como el Repro) no los toman en cuenta.
De lo dicho pareciera que la precarización del empleo es un fenómeno “económico”. Sin embargo, es un fenómeno profundamente político. El propio Estado actúa como principal promotor de la precarización, reproduciéndola en todos sus niveles. En lugar de “empezar por casa”, el Ministerio de Trabajo tiene numerosos trabajadores precarizados en cooperativas de limpieza o asalariados contratados bajo la forma de contratos de “Locación de Obra”, que ocultan una relación laboral permanente. El propio Conicet (en el que muchos estudian las relaciones laborales y condiciones de trabajo) contrata personal bajo la modalidad de “planta temporaria” para realizar tareas de carácter permanente, o “becarios” a los cuales no se reconoce como empleados, violentando el derecho laboral. A nivel provincial, como en Buenos Aires, la precarización está extendida en todo el Estado bajo la forma de becas, contratos y otras modalidades que no reconocen la relación de dependencia de hecho existente. Los municipios en todo el país usan contratos que se renuevan cada tres meses o “cooperativas de trabajo” para la realización de tareas permanentes del gobierno local (como el cuidado de plazas). En La Plata, cerca del 80 por ciento de los trabajadores del municipio está precarizado. La propia Justicia usa y abusa de las figuras del “meritorio”, haciendo letra muerta de los derechos consagrados en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional. Cerca del 12 por ciento de los trabajadores en todos los niveles del Estado en el conjunto del país es contratado como pasante, becario, a prueba o formas similares; en el sector privado llegan a 16 por ciento.
De esta manera, la combinación de una modalidad de capitalismo periférico con un Estado que por acción u omisión multiplica la precarización laboral nos enfrenta a una disyuntiva: quedarse en el discurso de la lucha contra la precarización (como la campaña publicitaria estatal de Don Carlos) o avanzar contra la precarización laboral en el Estado y atacar simultáneamente las fuentes estructurales de la misma: una inserción internacional capitalista periférica y dependiente.

Por Mariano Feliz *


* Investigador del Conicet. Profesor de la UNLP. Miembro del Centro de Estudios para el Cambio Social. Además es integrante del comité organizador de las "Jornadas de Universidad y Movimiento Obrero" en la UNLP, en la que participaron integrantes de Empieza por Casa contando la problemática laboral en particular del MTEySS y la experiencia de organización gremial que venimos desarrollando en nuestro Ministerio.