martes, 4 de mayo de 2010

Entrevista al ministro en Miradas al Sur

El ministro Tomada y Empieza por Casa

En un reportaje concedido al diario Miradas al Sur el pasado domingo 2 de mayo, el ministro Carlos Tomada se refirió a diversos temas vinculados con la problemática laboral de nuestro país, entre ellos de la actualidad del empleo público. En este marco, el ministro expuso su punto de vista sobre la situación laboral en el Ministerio de Trabajo y en su consideración dio cuenta del surgimiento de la agrupación Empieza por Casa como un emergente de esta problemática.

Compartimos con el conjunto de los compañeros y compañeras del Ministerio un fragmento de este extenso reportaje. Más allá de las opiniones y lecturas particulares que se puedan hacer sobre lo expuesto allí, en si misma la entrevista pone de relieve la enorme importancia de seguir haciendo visibles nuestros reclamos, instalando ejes de debate, defendiendo con firmeza e inteligencia nuestros derechos laborales. Este es el único camino para conquistar aquello que nos corresponde y que hoy nos está siendo negado, ya que nadie nos va a regalar nada que no conquistemos a través de la pelea colectiva.

Los argentinos y el trabajo

Se están por cumplir siete años desde que usted es ministro de Trabajo y recordábamos una entrevista que le hicieron en Página/12 cuando asumió el cargo. El título era No vamos a tomar el Palacio de Invierno. Tengo fresca la entrevista pero reflejaba un poco el clima de época. Quizás un primer disparador para esta charla es volver a esa época, qué cosas dijo usted y qué se le ocurre ahora de las cosas que dijo.

El cuento viene en relación con que me acercaron el ejemplar de esa entrevista y además de sorprenderme el título, en realidad me causó simpatía ese título. Leyendo el reportaje lo que se ve muy claro es que había ya en ese momento una decisión muy clara, tal vez no escrita o formulada acabadamente, pero sí una dirección de convertir al trabajo en eje principal de las políticas públicas. Si nos ponemos bien en clima de época, vale recordar que en esos tiempos a la puerta del Ministerio llegaban todos los días tres movilizaciones de excluidos, de pobres de toda pobreza como eran quienes en ese momento se movilizaban a través de las organizaciones sociales que venían a que los vieran, a pedir comida. Yo lo quiero decir de esta manera porque ustedes saben que yo tengo práctica de negociar salarios y condiciones de trabajo. Pero nunca me había pasado tener que negociar kilos de carne o de pan, que fue lo que me encontré haciendo los primeros días de julio del 2003. Yo decía en ese momento, y lo expresé en ese reportaje, que me iba a sentir logrado como ministro de Trabajo y como integrante del gobierno de Néstor Kirchner en ese momento el día en que abajo tuviera trabajadores movilizados. Y agregaba que me gustaría que fuera aplaudiéndome; pero si era puteándome no importa, que por lo menos hubiera trabajadores. Y eso ocurrió entrado el 2005, ya cuando logramos modificar esa impronta de la ausencia del trabajo, de la debilidad sindical, de la falta de reclamos laborales por inexistencia del trabajo. En ese momento la tarea principal del Ministerio era la administración del Plan Jefes y Jefas de Hogar.


¿Usted puede sacar con crudeza una foto de lo que es hoy el Ministerio de Trabajo? Con esa foto uno piensa en el pobre que no tiene comida, en la parábola de la toma del Palacio de Invierno, se hace una suposición. Si uno ahora tuviera que buscar la más dura, la más cruda, ¿cuál sería la metáfora?

Yo tendría que poner ahí algo que forma parte de la realidad laboral argentina y que son las dos pujas: la intra y la intersindical. Si tuviera que pensar en las movilizaciones de trabajadores a la puerta del Ministerio tendría que estar pensando más en una puja entre dos sindicatos que disputan por la representación o entre alguna tensión entre sindicato y comisión interna. Yo creo que podría ser más el estilo de la movilización en estos momentos. No lo es el conflicto salarial, que tiene una gestión… No digo que no sea conflictiva, pero tiene un manejo de ese conflicto que también implica paros y movilizaciones pero no varían al color de época siendo bien duros en el análisis. Pero bueno, esa tensión sindical forma parte de un país que ha entendido que al conflicto hay que procesarlo y no reprimirlo. Yo creo que eso tiene un valor inmenso. En algún momento nosotros acuñamos una frase que la habíamos hablado con Néstor Kirchner que era “ni palos ni planes”. La principal política de inclusión fue la generación de cuatro millones y medio de puestos de trabajo y la disminución de un 15 por ciento del trabajo en negro.


A propósito de esta fotografía que menciona y del trabajo en negro, ¿cómo se puede atacar el problema del trabajo en negro en el Estado?

El Estado no contrata en negro. Contratar en negro implica utilizar dinero y recursos que no se sabe de dónde salen y, en todo caso, todo lo que se utiliza para pagar a trabajadores precarios es plata del presupuesto. Segundo, hay que ver de dónde venimos. Nosotros venimos de la construcción de un Estado paralelo durante la época de los dos Cavallo que al calor de los préstamos internacionales construyeron en todos los ministerios un Estado que ni siquiera era subsidiario, sino el verdadero Estado construido a partir de estructurales salariales diferentes, mejores a la de la planta permanente. Yo diría que en general todos preferían esas contrataciones antes que ser de planta permanente. Pero, de todas maneras, la planta permanente estuvo cerrada y estuvo históricamente cerrada. No creo que haya apertura de vacantes en el Estado –por ahí me equivoco– desde hace 20, 25, 30 años… desde que empezó el ajuste. Desde que la Argentina empezó el ajuste nunca más se abrieron las plantas, todo fue por afuera.


Es un problema complejo de resolver…

Acá en el ministerio hay una agrupación interna que ha tomado el nombre “El trabajo decente empieza por casa” y estaría interesante reflexionar un poco sobre eso. Nosotros, primero y fundamental, empezamos más rápido que lo que muchos podían pensar en transferir los contratados, los que no tenían ningún derecho, a lo que se llama una planta transitoria. Los ministerios no tienen políticas individuales, pueden acelerar pero la línea general es la del Gobierno Nacional. Se crearon las plantas transitorias para ir pasando, de a poco, porque había que tener en cuenta los salarios que cobraban y una infinidad de cosas. La planta transitoria da más derechos, derecho a licencias, vacaciones y una serie de reconocimientos. Eso llevó un tiempo. Hoy en el ministerio creo que tenemos muy pocos contratados, muy pocos. Cuando digo muy pocos quiero decir 15 ó 20 porque nosotros sistemáticamente los pasamos a planta transitoria porque a planta permanente no podemos porque está cerrada. Bueno, ese proceso este año se ha abierto y debo decir con satisfacción que el ministerio que más vacantes ha abierto para llenar en su planta permanente fue el de Trabajo. Es uno de los ministerios que más ha crecido en los últimos años, como corresponde a un Ministerio de Trabajo, y ha recuperado un lugar en la dinámica de la gestión pública. Antes ocupaba un lugar muy menor, “ La Cenicienta de los ministerios”, como la llamó alguien.

Una pregunta técnica. A mí me dicen planta “permanente” y “transitoria”, y no sé cuándo eso significa menos derechos, menos representatividad…

Planta permanente son los que tienen todos los derechos, toda la protección, toda la estabilidad del trabajador público. Planta transitoria es la que tiene la mayoría de los derechos pero no tiene una estabilidad propia, no están dentro del plantel del Ministerio. En términos de representatividad, permanentes, transitorios y contratados son alcanzados por la representación salarial. Tanto Upcn como ATE representan a todos los trabajadores sin diferenciación de forma de contratación.


¿Y jurídicamente también?

Claro. Jurídicamente tienen la plenitud de los derechos, no hay forma de que en la Justicia no los reconozcan. No hay un juez que no pueda decir “Señores, esta persona está trabajando hace 10 años”. Voy a poner un ejemplo que tengo a mano y conozco: mi mujer es contratada hace 15 años en el Ministerio de Trabajo. Nosotros cortábamos clavos todos los fines de año antes de este cambio, no de este ministro, sino de este Gobierno, porque no sabíamos si le iban a renovar el contrato o no.

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